Pronunciamiento en el Día Mundial del Agua 2010

(Institucional, 22-03-2010).- Todos estamos de acuerdo en que el agua es un elemento vital para el planeta. No solo para el ser humano -2/3 de nuestro organismo está formado por este componente-, sino para el funcionamiento de los ecosistemas y el desarrollo de las actividades que como sociedad (es) realizamos.

En un plano más específico, el acceso al agua constituye un derecho humano básico que debe ser garantizado por el Estado y la sociedad. Es, en ese sentido, un claro indicador del nivel de inclusión y desarrollo en que nos encontramos. Ya en el 2006, el Informe de Desarrollo Humano del PNUD señalaba que más de mil millones de personas en todo el planeta se ven privadas del derecho a un agua limpia y 2600 millones no tienen acceso a un saneamiento adecuado.

En Lima, de acuerdo a datos del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC), casi la tercera parte de las aguas servidas serían producto del agua potable usada para arrastrar residuos humanos y, a nivel nacional, solo uno de cada cinco litros de agua residual estaría siendo tratado. Adicionalmente, habría que considerar el agua destinada al uso industrial y agrícola en zonas con tendencia a sufrir estrés hídrico. Este escenario se ve agravado debido a los efectos del cambio climático, que para países como Perú (uno de los más afectados a nivel mundial por dicho fenómeno) plantean desafíos adicionales.

Experiencia local de tratamiento y reutilización de agua
Asociación Civil LABOR realizó una experiencia piloto sobre tratamiento y reutilización de aguas residuales en Alto Cayma-Arequipa, como parte del proyecto “Barrio Saludable” junto a Ingenieros sin Fronteras (ISF) de Italia. Allí se logró construir y poner en funcionamiento una planta demostrativa de tratamiento de “aguas grises domésticas” buscando su máximo aprovechamiento mediante la instalación de un sistema de regadío por goteo, que ha permitido emplear las aguas tratadas para arborizar el lugar con especies adecuadas. Este tipo de tratamiento permite la recuperación de cantidades importantes de agua de uso doméstico con alternativas tecnológicas muy amigables y económicas, apropiadas para muchas zonas del país.

El agua en el seno de los conflictos sociales
Muchas veces vemos que el agua es un componente esencial de los conflictos sociales, específicamente en lo relacionado a la afectación del ciclo hidrológico que puede derivarse del empleo de este recurso en actividades como la minería. Tanto así que dos de los más importantes proyectos mineros en Perú -Tía María en Arequipa y Quellaveco en Moquegua- han encontrado seria oposición por parte de la población, básicamente por la preocupación que el empleo del agua en la zona genera. Lógicamente, existen otros factores que agravan el conflicto, como la desconfianza generalizada entre comunidad-empresa-Estado y falencias comunicativas que no han sido superadas.

Ante ello, creemos importante destacar una alternativa que ha derivado del diálogo entre actores diversos vinculados a la actividad minera, preocupados por la sostenibilidad del agua y la cuenca, así como de las formas en que la minería podría aportar a la sostenibilidad de un territorio. Hablamos de la “Agenda por una gestión sostenible del agua, la cuenca y la minería” (suscribirse), documento elaborado por el Grupo de Diálogo, Minería y Desarrollo Sostenible (GDMDS). La propuesta ha tenido acogida por diferentes miembros de empresas, organizaciones sociales y organismos del Estado participantes del GDMDS, constituyéndose en un buen síntoma al abordar directamente el problema del agua y la actividad minera, rompiendo con esa desconfianza histórica entre actores aparentemente opuestos.

Enfoque de cuenca para la gestión del agua
Para gestionar los usos del agua hay que partir por considerar a la cuenca como unidad territorial desde donde deben planificarse los distintos usos de este recurso. Un ejemplo claro de trabajo con enfoque de cuenca lo representa la experiencia del proyecto CAMINAR, que abarcó tres temas: agua, cuenca y minería; tres países: Perú, Chile y Bolivia; y tres experiencias: Cuenca del Chili, Cuenca del Elqui y Cuenca del Poopó. Este proyecto ha permitido entre otras cosas, que las cuencas estudiadas cuenten con su propio Sistema de Información Geográfica (SIG) y Sistemas de Soporte a las Decisiones (SSD), así como con un documento de cabecera para los diversos actores de una cuenca: “Guía para la Gestión Integral: Agua y Minería en Cuencas Áridas y Semiáridas”, documento que por primera vez reúne diferentes técnicas de gestión de cuencas que se han sugerido en diferentes partes del mundo pero que nunca antes se habían presentado de manera conjunta en un único texto de referencia y cuya eficacia en zonas áridas y semiáridas tampoco se había evaluado anteriormente. En Perú, este proyecto estuvo a cargo de Asociación Civil LABOR y la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa en Perú.

Finalmente vale señalar que –y tal como lo señala la Organización de las Naciones Unidas-, en lo que se refiere al agua, es tan importante la cantidad como la calidad de la misma. Esto debe impulsarnos a buscar mejores formas de gestión de los recursos hídricos a todo nivel, sin olvidar que el acceso universal al agua de calidad constituye también una prioridad y un reto que debemos asumir.

22 de marzo de 2010

Asociación Civil LABOR
Construyendo juntos espacios sostenibles